Y al final el tiempo pasa y nosotros permanecemos…
Se que hace tiempo que no escribo…y os tengo que contar que desde la última vez que estuve por aquí, mi vida ha cambiado mucho, aunque al final todo me ha conducido al punto de partida ( se puede llamar un espoiler, si…).
A veces parece que necesitamos llegar a un punto de no retorno, a una intersección, a un momento que nos haga pensar. Replantearnos nuestra vida no es algo fácil. Por la noche antes de acostarse nadie hace un análisis sobre la vida que lleva. ¿Hemos conseguido aquello que queríamos?¿Que estamos haciendo para alcanzar nuestro objetivos?¿Que es lo que necesitamos para ser feliz?¿Que es lo que está guardado en nuestro subconsciente?. Son preguntas que deberíamos hacernos más a menudo, y que pocas veces llegan a nosotros, ya que nos dejamos llevar por la monotonía
Y eso, queridos amigos, es lo que hice. El año pasado cumplí 30 y esas dos cifras significaron en mi vida algo más que unas velas en una tarta de cumpleaños. Lo pusieron todo patas p`arriba, me hicieron llorar, tener vértigo, pensar y sobre todo actuar. Cuando deje de afligirme por llegar a esta edad y no tener aquello que creía que era tan importante, me puse manos a la obra y mi vida empezó a cambiar.
«A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar»- Franz Kafka
Conseguí trabajo, sí, en este país. No era para nada el trabajo que me hubiese imaginado, pero me trajo muchas cosas a mi vida. Empezó con dejar mi casa (un gran paso para mí), ya que era en otra ciudad. Y no sólo conseguí un sueldo con el que mantenerme, sino que este trabajo supuso empezar a crecer como persona, como compañera y como amiga. Hubo días muy duros, momentos en los que quise dejarlo todo, pero seguí adelante y todo fue maravilloso. Descubrí una ciudad genial, conocí a gente maravillosa e incluso volví a tener un gato, Rocco, un peludo que me hacia mucha compañía (era de mi compañera de piso).
Con en el que me gustaba mirar por la ventana, y darnos cuenta de todo aquello que nos esperaba tras los cristales.
Y hubo días en los que tras esos cristales nos esperaban cosas increíbles, como las reuniones «afterwork«, de las que me declaro fan absoluta.
Mis compañeras de trabajo sabían como disfrutar de un reunión.
Pero todo lo bueno se acaba, y esa etapa también lo hizo, pero ello me ayudó a seguir hacia adelante, no darme por vencida..y pronto llegó la segunda aventura. Unas prácticas.
Sí amigos, y no me lo pensé, en 4 días había metido mis pertenencias en otra maleta y había vuelto a cambiar de ciudad, de vida otra vez. Me fui cargada de ilusión, con ganas de trabajar y de vivir una gran aventura. Y os puedo decir que así fue, viví una gran aventura y sobre todo aprendí mucho, pero más que del trabajo que realizaba, de la experiencia que me tocó vivir. Aprendí de mi, de los límites que tengo, de la fortaleza, de la distancia, de la soledad y sobre todo de los valores y de las prioridades de mi vida.
Me encontré con gente maravillosa y con otra que no lo fue tanto, y como todos los ciclos tienen que llegar a su fin…el mio también lo hizo. Empecé a ver, sentir y vivir cosas que no quería, que no eran para mí…y decidí, tras pensarlo mucho (a veces hay que hacerlo), que lo mejor es vivir, y para ello tienes que ser feliz y estar a gusto con lo que haces, con lo que te rodea, con lo que tienes…y yo no lo estaba.
«He decidido hacer lo que me gusta porque es bueno para la salud»- Voltaire
Por lo que tras aceptarlo, volví a hacer la maleta y esta vez me fui de viaje…y llegué a uno de los sitios más bonitos del mundo…Scotland- Alba-Escocia.
Unos amigos y yo, alquilamos un coche en Edimburgo y nos recorrimos las Highlands.
En la Isla de Skye mis retinas observaron los paisajes más bonitos del mundo. Esta foto es en las Fairy Pools.
¿Alguna vez habéis llegado a un lugar en el que nunca habías estado y os habéis sentido como en casa? Pues eso me pasó a mi en el Eilean Donan Castle….y en ese momento, decidí que todo en esta vida pase por alguna razón, y que mi viaje a Escocia tenía un sentido en mi vida, más allá de unas vacaciones, sólo que aún no lo he descubierto.
Y como todo lo bueno se acaba, este viaje llegó a su fin tras muchos kilómetros recorridos y muchas momentos atesorados para la posteridad gracias al palo «selfie»
Y ahora, como os adelantaba al principio, me encuentro en el mismo sitio que cuando comencé este Blog. Con 30, sin trabajo, sin novio ni gato que me consuele.Pero he de deciros que ya no soy la misma, sé lo que quiero, y sobre todo lo que tengo que hacer para conseguirlo…aunque también dejaré que la vida me siga sorprendiendo, ya que los riesgos a veces merecen la pena.
Y tras todo esto, me despido con C’est si bon, canción que lleva rondando mis pensamientos todo el día…puede que pronto os cuente como he conocido al amor de mi vida…o puede que no, pero ya no me preocupa…Buenas Noches!